lunes, 6 de octubre de 2014

Margarito Cuéllar: Poemas



Margarito Cuéllar





















Poetas

Invaden la ciudad, hormigas poblando la  noche descalza.
Gas incómodo, se confunden con la inversión térmica y el horario de verano.
Buscan aire para su balón de palabras, razón para su fe,
fuego para encender
                               la flor.
Esos que van hacia ninguna parte como molinos sin cabeza,
podrían ser piedras,
                     corazones en llamas, predicadores o figuras del espacio celeste.
Llaman la atención como un choque de trenes o un telegrama en blanco,
como un estallamiento de vísceras o un gorrión rojo sobre el piano.
Suicidas, heroicos, bohemios, escriben la biografía del aire.
Esperan barcos en puertos que no existen, tienen novias
con cuellos de bambú y
                             piernas de mañana.



Ceremonial para el sacrificio de las termitas


                                                            Mis llamas con tu nieve y tu yelo,
                                                            cual suele opuestas flechas de su aljaba….
                                                   Francisco de Quevedo


Te prefiero habitando el destello de los enigmas
perdiéndote en el rostro del frío
serpenteante y alegre como cuevas de murciélagos.
Me gustaría celebrarte a fuego lento en la llanura de mi alma,
pero algo en la distancia
                    lanza señales de humo para que se alejen tus lunes
de mis partes.
Sugiere Amor quemar las naves, pagar los intereses,
y que el sol pase en limpio el estallido
                              de su trayectoria.
Por la noche tu presencia es un auto hacia el abismo y el
baile de disfraces llega a su fin, a
             su principio, en una plaza de músicos borrachos.
Diciembre y neblina me hablan ya de otra historia, de
otra ciudad tal vez, de otro
                ceremonial para el sacrificio de las termitas.
Te esperé en el mar de los resentimientos y en el asombro de los magos,
en los días prohibidos y las palabras inconclusas;
en el olor a vino de los desvelados y en la butaca del cineclub.
Hoy domingo que el calentador entra en su tercera mañana de huelga
decido enterrarte en la luna silvestre y el temblor de  los durmientes
despiertos por el aullido de los trenes.
                                          Celebración, celebración.


Margarito Cuéllar (San Luis del Potosí, México, 1956) Poeta, narrador y periodista. Ha publicado: Tambores para empezar  la fiesta (1992); Árbol de lluvia (1994); Plegaria de los ciegos caminantes (2000); Poemas para protegerse del sol (2003).