miércoles, 6 de julio de 2016

Alberto Pipino: Poemas



Alberto Pipino




















INSACIABLE

A veces la lluvia no quiere
mojarme y las palabras
cambian de vereda cuando
me ven ir hacia ellas.

No, no hay trasfondo ni en mi
lengua o en mi corazón; deja
que indague en el fondo del
cubilete por si queda otro trago.

Bajo la bóveda de agua la
desolación de tus senos, dos
medusas libres, también niegan
mi existencia, mi avatar.

Entonces tu cuerpo aún no
escrito y mi deseo curioso se
acercan uno al otro, y quizá ahí
resida el asombro rebelde.

Ausente vuelca en la ilusión 
una cucharita de café y con el
índice esboza en la caída de la
tarde un lenguaje inquieto.


TEMBLOR EN MI LUZ

La luna cuadrada brilla sin
piedad, es una tela de tarántula
albina sobre mi sueño ingenuo,
con el siseo de sus patas al hilar
me guía por un túnel brutal,
abierto noche y día, donde parejas
y desparejos rascamos la angustia
del no me acuerdo, convocando
a que vuelva la memoria indócil,
pero la evocación falla, une la
sombra de una muchacha apoyada
en el marco de una puerta accesible,
al anhelo de mi existencia y la de
los otros, estén vivos o ya no, y una
hilera de indicios viene por mí.


VACÍO DE LA MEMORIA

El olvido ya no es el enemigo,
una traición al dolor, al futuro,
al amor, apenas es una imagen
sepia entre cartas desgastadas,
postales, gestos inacabados,
deterioro mental y físico.

Enroscado en su ámbito
deshizo su vida privada,
abrazó una conjura,
una negación tan abierta y
erótica como cualquier oración.

El extravío es un discurso
discreto que se esfuma
con el viento y la exposición,
es el milagro de no creer,
algo tan natural y terrenal.

Silban los jugos de su pasión,
no descansa en paz esa espiral
que baja y sube del recuerdo
a la omisión y viceversa
y es de tal naturaleza su placer
—delicia del oficio—,
que sólo la fábula lo conserva.

Extraño abandono, ofidio mitad
titubeo, mitad dulzura y nada
de valor, que entreteje el futuro
hasta interpelar la ternura.


JAUJA

Entre polvo de sueños y
viento una mujer sin nombre,
exacta a sí misma, recrea en la
geografía de mi viaje una vía.

Ella sabe desenredar su voz
en el fuego,  aquí donde zurzo
palabras malheridas para
que vuelvan a decir.


SIGNOS DESIGUALES

Invadido de pausas y de niebla
dejo que mi piel muestre el paso
a paso del tiempo, el cambio de
lugar, la tibieza en la madrugada,
entonces dejo que la voz se haga
polvo y la sangre huya de mí.

Busco a los que estaban pero ya
no están, o están en la ilusión que
se desvanece como el futuro.

Aquí también la tierra tiembla,
se abre para que la memoria no
muera, pero también se cierra
para no dejar salir los recuerdos.

Leo palabras que alguna vez puse
en hilera, una detrás de otra, o
debajo y delante, al costado.

No sólo cambiaron los tiempos, la
fila se hizo ronda, círculo indulgente,
agujero ambiguo, iceberg.



LEJOS DE MÍ
 
Al abrir el libro Yemas de malvón,
una ciudad aparece en relieve
entre sus páginas, paisajes de cartón,
personas de colores y cielo de letras.

Circulo entre las páginas buscando
calles, viviendas, un almacén, una luz
agitada por la brisa al atardecer, hojas
volando como gorriones confundidos.

Asimismo despliegan capas y solapas
de papel un espacio de sombras y ecos,
y un polvo de sangre seca se agita en la
época, entre narcisos lechosos y áureos.

El tiempo que sin pausa, arma y desarma,
vistió con moho a mi ciudad de cartulina,
y no por eso deja de seducirme aquí
tan lejos de vos, en este final del viaje.


SUCESO

Por una calle de una vía una muchacha
pedalea la magia, cruza el otoño pardo y
la geografía ancestral comienza a vacilar;
esa mujer no está en Buenos Aires o aquí.

Vive acelerando a través de una ciudad
donde la música cuaja la circunstancia,
y el desamparo de mí baila en una esquina
donde suele doblar la ilusión en silencio.

El valor asoma como mi lengua cuando
voy hacia el origen, recostado en la cal de
esta pared y dejo que la soledad se apriete
contra mi cuerpo, hasta la misma raíz.

VACÍO

La punta de tu lengua rasga mi carne
despierta desde el pubis hasta la
garganta, los labios abiertos de mi herida
descubren un camino tibio y temprano.

Un roce de tu mirada con mi vaho
desató una caja de sorpresas, una zona,
lo que tarda una copa de sombra en
quebrarse entre la claridad de mis dedos .

La luna humedece su sexo donante,
es una esperanza mayor con su verso
y anverso, con sus raíces aéreas
enredadas en consignas y lemas.

En este café hay una mesa con una
silla vacía y yo en otra con un cuerpo
vacío, balsa y fábula donde irse,
y entre ambos solo un vaso de ceniza.

Ningun espacio me resulta tan grande
como para abandonar el refugio del miedo,
o trascender una nebulosa vanguardia
donde se amalgama la memoria y el olvido.

No huyas hembra centauro, animate,
atraviesa el fuego y la sorpresa, deja a
estos términos entrecruzarse en tu
parque central, en mi via desbordante.

En la profundidad de tu belleza
hay gemidos furtivos y la noche
ilumina mis dedos de tinta
tamborileando en tu pliego.

Lenta sirena de hielo salada,
mueres entre la espuma del mar y
chispas de peces voladores, eres el
deseo que gota a gota se disipa.

Hoy habito en una acción helada
en una lápida de papel en el álbum
de la tribu para regodeo de quien lee.

SUMERGIDO

Con una cuchara chica, mitad
pezuña, mitad pluma, el juglar se
sirve de cada quimera con ton y
son, así surge la poesía de la nada.

El diario acontecer se desdobla,
en sus páginas voces se interpelan
entre sí para provocar un guiño,
como arrojar un frasco al océano.

Encuentra reflejadas en el espejo
de la luna excesos, casos,
naturalezas, perfiles e ideas,
ardiendo sin misericordia.

Pícaro el bufón va al fondo del mar
por un hoyo abierto en el agua, es
un náufrago que se aleja de la orilla
en busca de un carozo de épica.

A la deriva las palabras resisten al
flujo y reflujo, al descuido ajeno, a
la sal y a los pájaros, al pez suicida,
al caótico fracaso de la especie.


Alberto Pipino (Buenos Aires, Argentina, 1942) Ha publicado los ejercicios poéticos Nada por el estilo, Espeso país y Ahogado de Vosz. Involucrado en la militancia política en su país soportó la prisión y el exilio. Ejerció el periodismo en Argentina, también en Francia, México, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Haití y Estados Unidos, donde actualmente reside.